28 de septiembre de 2007

"Antes de ser Héroes"

Héroes del Silencio marcó un antes y un después en la música española. Cuatro zaragozanos protagonizaron la historia de un grupo que en plena movida de los años 80 llegó a lo más alto. Un triunfo logrado con esfuerzo y que ahora Michel Royo recopila en “Antes de ser Héroes”.
Conseguir un local donde ensayar, grabar el primer disco o actuar en algún lugar son algunas de las inquietudes de cualquier grupo de música incluso de los más famosos. Héroes del Silencio también pasó por esa primera etapa, que aunque desconocida, tuvo gran trascendencia en su futuro. Por este motivo, Michel Royo ha presentado este jueves un libro en el que descubre los comienzos difíciles del cuarteto zaragozano.

Como en cualquier trabajo de investigación, Royo comenzó a hablar con familiares, amigos y conocidos de los Héroes desde el principio. “El libro surgió para mostrar el origen del grupo, como una crónica”, explica Royo. Sin conocerlos y con paciencia inició un camino que le llevaría hasta principios de los 80.

“El momento de los Héroes fue muy especial, en Zaragoza para hacerse una idea se convocó uno de los primeros concursos de Pop Rock y el Ayuntamiento tuvo que poner un máximo de 50 participantes”, dice Royo. Sin embargo, en medio de esa estela musical y de una nueva generación que ya “había crecido con tocadiscos en casa” estos chicos despuntaron.

Para Royo las dos claves del éxito de los zaragozanos están relacionadas con la personalidad de Bunbury y con la lucha y la fe ciega que tenían en sus posibilidades. “Todo el mundo con el que he hablado coincide en que Bunbury desde que era un crío y formó su primer grupo, Apocalipsis, quería dedicarse a la música”, describe Royo.

El régimen “espartano” y los continuos ensayos y tardes de trabajo también fueron definitivos para lograr que Héroes despegase a los escenarios nacionales e internacionales.

En primer momento Héroes del Silencio estaba compuesto por Enrique Ortiz (Bunbury), Pedro Valdivia y su hermano, Juan Valdivia. “Pedro decidió dejarlo y en su lugar se incorporó Pedro Andreu”, detalla el escritor. Más adelante, “Bunbury decidió que quería estar más cerca del público y tocar el bajo era un impedimento”, por lo que el último fichaje fue el de Joaquín Cardiel.

En plena juventud, estos muchachos decidieron dedicarse a la música algo que en un principio no estuvo bien visto en sus hogares. “Siempre se tomaron el grupo con mucha profesionalidad y esto ocasionaba problemas en casa”, comenta Royo. Compatibilizar los estudios con el futuro musical no era sencillo y finalmente todos los miembros abandonaron su formación excepto “Joaquín que terminó Medicina y que no tuvo problemas para sacarse la carrera el mismo tiempo”, apostilla Royo.

Aunque sus éxitos sonaban y en marzo de 1985 ofrecían su primer concierto tuvieron que esperar otros tres años para grabar su primer mini LP. El panorama del momento estaba marcado por la presencia de tres formaciones: Mecano, Olé Olé y Alaska y “no pegaban mucho con el estilo de Héroes”, por lo que tuvieron que convencer a miembros de EMI.

Gustavo Montesano, productor del primer maxi del grupo desveló a Royo que después de hacer mucha presión “EMI le prometió a hacer la grabación si vendían al menos 5.000 copias. Al final alcanzaron las 30.000”.

En medio de una oleada de conciertos y tras varios años sin parar el grupo decidía separarse “nunca lo hicieron oficial, primero dijeron que iban a reflexionar durante un año pero luego no se juntaron”, recuerda Royo. Bunbury llegó a decir en algún momento que tocar juntos de nuevo “sería un milagro y que él no creía en los milagros”.

No están claros los motivos de la ruptura y por eso Royo se muestra prudente aunque cree que influyó que “llevaban mucho tiempo con conciertos, había diferencias entre Enrique y Juan, Pedro tuvo que ser operado, Joaquín sentía la necesidad de volver a casa por su vida familiar”…

Finalmente otro de los testigos fieles que observó el nacimiento de la banda fue Javier Clos. Este hombre regentaba el conocido bar Zeta donde los Héroes acudían a menudo. “Eran amigos, se pasaban por el bar y me pedían que les hiciera fotos”, recuerda Clos. Esas fotografías desembocaron en álbumes completos e imágenes inéditas que ahora “Antes de ser héroes” ofrece a los fans.

“Lo que más me gusta de ellos es que siempre han sido muy fieles a Zaragoza, han intentado vivir aquí y no marcharse”, señala Clos. “Hemos llegado a tener reuniones en el sótano del bar con ejecutivos y los sentábamos en cajas”, dice sonriente.

En uno de sus discos fue el encargado de tomar las fotografías del grupo e incluso viajó a Madrid donde “me ofrecieron un trabajo pero no quise quedarme”. Clos asegura que tiene muy buena relación con todos ellos aunque ahora los ve menos “pero si me presento en un concierto y me ven se quedan encantados”.

“Son chicos normales”, cuenta Clos. Zaragozanos que lucharon y trabajaron duro por sus ambiciones. Cuatro muchachos de los 80 que lograron su meta de forma apabullante y definitiva. Un cuarteto como otro cualquiera “Antes de ser héroes

Fuente: Aragón Media

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