9 de marzo de 2008

Entrevista con Joaquín Cardiel en "Popular 1" #413

No deja de tener gracia cómo la vida nos lleva por extraños vericuetos, hacia casualidades, sorpresas, reencuentros… La cita con Joaquín fue en el Gran Café, en la calle Alfonso de Zaragoza, justo la misma que aparece fotografiada en la portada de “El Espíritu del vino”. Para cualquier mitómano (¡y Dios nos libre de ser tal cosa!) sería como entrevistar a un Beatle sentados en algún pub a orillas de la Abbey Road. Después de la diplomacia de rigor, la comanda y demás, así comenzó la entrevista.

A ver, en unas pocas frases, ¿qué has ganado y qué has perdido desde que Héroes se disolvió?
“He ganado una familia. Todo aquello nos pilló muy jóvenes, no teníamos una vida normalizada. Y he perdido pues tocar en directo, cosa que añoro mucho. Una etapa ha hecho posible la otra, todo es cíclico, y ahora estoy retomando mi vida musical. Tengo entre manos un proyecto promovido por el departamento de Medio Ambiente de la DGA (Diputación General de Aragón -ndr-). Se trata de un disco recopilatorio de artistas aragoneses, al que he aportado la canción ‘Palabras’. Es un proyecto de Antonio Estación y www.planetaaragon.com. Gracias a ello he comenzado a componer de nuevo”.

Un día estás metido en toda esa vorágine del Rock and Roll y al día siguiente cortas con todo. ¿Cómo se asimila algo así? Hace falta tener una cabeza en su sitio…
“O no… Por resignación, hay que plantearse otras ilusiones, un proyecto de vida. Una cosa no me ha quitado la otra. También es cierto que tengo mucho mono de escenario, de hacer música otra vez. Me ha venido muy bien este reposo absoluto para retomar el tema musical con mucha energía. Estoy aún planteándome muchas posibles vías, desde publicar en Internet hasta hacerlo a través de una discográfica grande… Hay mil posibilidades. Pero mientras no tenga algo que mostrar no me planteo nada. Mi voz ahora me gusta más en el registro grave que uso en el tema ‘Palabras’, me siento a gusto en este tono. Todo es por un proceso de madurez. He visto y oído mucho”.

¿Qué CD’s encontraríamos en el reproductor de tu coche si nos pusiéramos a curiosear?
“Rock principalmente, y discos infantiles, música clásica…”

¿Con cuál de tus ex compañeros mantienes más contacto?
“Con Pedro, porque nos vemos por la Estación (la Estación del Silencio, garito zaragozano que los seguidores del grupo conocen bien, -ndr-). A Enrique lo veo poco, pero es que no lo vemos casi ninguno… Y Juan tiene su vida familiar…”

En todos los grupos, sobre todo en esos que acaban por crear un sello propio, casi siempre cada uno de los miembros tienen gustos diferentes.. A veces uno puede tirar más para el Punk, otro para el Hard Rock, ya me entiendes. ¿En Héroes qué grupos os unían a todos y cuáles te gustaban a ti especialmente?
“Me gustaba mucho la onda siniestra: The Cure, The Mission, The Cult, también mucho Rock de los 70’s. Al principio era más heavy setentero, Rollo AC/DC; y después de una época Punk vino todo aquello de los siniestros, aunque también me gustaban Police, o Dire Straits. El tema británico me parecía muy elegante, se trataba un poco de adoptar esa imagen, hacerte una tribu. En realidad desde los 50’s poco se ha inventado en la música. El Punk trajo una apertura, hizo que muchos grupos creativos accedieran a ser escuchados. Aquella explosión de música es lo que más me ha gustado, la New Wave, los Ramones, Talking Heads...”

En la época de “Radical Sonora”, Enrique editó como cara b de uno de sus singles una canción en la que tú aparecías como co-autor, “La Fatiga”. Era un tema magnífico, de mis favoritos en cuanto a la carrera en solitario de Bunbury se refiere. Pero dime, ¿se puede decir que no habrías visto con malos ojos el hacer ese tipo de música con HDS (introduciendo bases programadas, por ejemplo)?
“Sí, pero igual no era el momento. Entonces, hace diez años, las cosas no eran como ahora. Hubiera sido seguramente más innovador usarlo entonces que ahora. También hubiera sido más arriesgado. Se dio la oportunidad, pero planteárselo ahora… No lo pensaba en aquella época, la verdad. A mí siempre me han gustado esas remezclas de los maxis de The Mission o The Cult con cierta programación, bases… pero más allá de eso no me va. Me tira más el Rock con guitarras de toda la vida. Eso sí, lo que ofrece el ordenador a nivel de composición, producción y ejecución es impresionante. Dejarlo de lado es un poco estúpido, ¿por qué no vas a meter un violín si te apetece y puedes hacerlo con el ordenador? A mí me encanta un ampli con sus valvulitas, su calor y ese sonido valvulero; pero se puede conjugar todo, lo analógico y lo digital. Lo bueno es beneficiarse de lo que ofrece la tecnología, para reducir precio y tamaño de equipo. Renunciar a eso ya digo que es una tontería”.

¿Cuál fue tu aportación concreta a “La Fatiga”?
“Parte de la música”.

¿Cuáles serían los discos que más te han marcado? No lo pienses mucho, seguro que así la respuesta es más sincera…
“Pues te podría decir el ‘Seventeen Seconds’, de The Cure, algunos de Led Zeppelin, el ‘Highway To Hell’ de AC/DC, ‘Wish You Were Here’, de Pink Floyd...”

¿A tus hijos tratas de inculcarles el amor por la música y el Rock, o prefieres dejarlos a su aire?
“Está coincidiendo que ven a su padre que está de nuevo tocando y vienen a aporrear el teclado, lo tocan todo. Pienso que no hay que programar a nadie, que ellos elijan. Tienen 3 y 6 años. Ellos escuchan de todo y a veces piden su música”.

Bob Ezrin, un mago de la producción que ha dado forma a muchos de los mejores discos de Alice Cooper, Kiss, o The Jayhawks no parece el típico productor que se mueva únicamente por el dinero. ¿Tienes idea de por qué se decidió a producir a Héroes, un grupo español? ¿Os conocía de antes?
“Fue extraño, cuestiones de la vida, gente que conecta, entornos, la EMI… A esos niveles se combinan de otra forma las cosas. Le debió parecer algo exótico, unos chicos que cantaban en español, y le gustó. Fue maravilloso, se aprendía día a día, cualquier cosa que decía era probarlo inmediatamente, incluso era a veces decirle: ‘Oye Bob, que nos gustaba más lo de antes’, ‘vale, pues fenomenal’. Cuando alguien te produce un disco es absurdo esa cerrazón de empeñarse en hacer sólo lo que llevas en la cabeza. Es necesario que todos los músicos aporten su parte. Un productor ve la canción de otra manera. Tiene algo así como una visión de pájaro, más global”.

En aquel diario de gira que Enrique permitió que se publicase allá por el 95 hablaba de la maquinaria que movía HDS como de “el buque”. Debe dar bastante vértigo el ser el centro de algo así… Supongo que estando ahí uno entiende mejor por qué tantos músicos acaban teniendo problemas con drogas, alcohol, o volviéndose locos directamente...
“Uno de los principales motivos por el que nos separamos fue aquello. Es difícil de llevar cuando esa maquinaria está engrasada y no se puede parar. Y no te planteas un año de decir basta, vamos a parar y a no vernos las caras durante un tiempo. Era un continuo ir y venir: ahora composición, gira aquí, tal, cual, una semana, más… No se puede estar así mucho tiempo, no es bueno, te quemas demasiado. Nunca se sabe, pero quizá la historia hubiera durado más si lo hubiéramos llevado con más equilibrio. Pero a los niveles de una gira internacional es difícil parar de repente. Es una cadena de circunstancias. Todo lleva una inercia”.

¿En algún momento pensabas “quién me mandaría meterme en este embolao con lo tranquilo que estaría yo en mi Zaragoza querida”?
“No, nunca, jamás… Me pareció un privilegio, y fui muy afortunado por vivir esta experiencia a nivel personal. Fue algo excepcional”.

En cuanto un artista alcanza ciertas cotas de éxito le salen amigos, chupópteros y halagadores por todas partes. ¿Cuál era tu fórmula para blindarte ante los lameculos?
“Siempre tuvimos un círculo de mucha confianza, y fuera de ese entorno no te confías a nadie. La vida es sabia y te da un curso intensivo de psicología según vas viendo cosas. Llega un momento en que sabes cómo tratar a la gente, cómo esquivar… Aún así, como pasa con todo, te llevas tus palos”.

Tú te involucraste personalmente en la causa de Leonard Peltier (indígena norteamericano encarcelado desde 1975 por la muerte de dos agentes del FBI. ndr.), diste forma a “La Carta del Indio Salvaje”, un texto al que le pusiste música. ¿Sigues en contacto con él? Cuenta un poco por qué te interesaste por este caso en concreto.
“No sigo en contacto con él. Estuve en los Estados Unidos al poco de la publicación del disco en un congreso de pueblos indios, en Dakota del Sur, cerca de la reserva. Llegó a mis manos este caso, me lo propuso Mario ‘el indio’, que vendía camisetas piratas del grupo, y le dije que sí. No sé si sirvió de ayuda o no…”

Si uno contempla la ruptura de Héroes con cierta perspectiva da la impresión de que aquello fue una trifulca entre Enrique Bunbury y Juan Valdivia, y que el resto sufrísteis algo así como “daños colaterales”. Quiero decir, tanto Alan como Pedro siempre se muestran apenados porque aquello tuviera que terminar. ¿Qué tienes tú que decir? ¿Estás de acuerdo?
“A estas alturas ya da igual. Fue un cúmulo de circunstancias, una maquinaria con una inercia muy difícil de parar. Todos somos personas. Estábamos todos de los nervios, llevábamos mucho tiempo juntos. Ahora es otra cosa, no hay más ni pena ni nada”.

¿No se planteó nunca seguir adelante sin Juan o Enrique?
"No, realmente no".

¿Qué fue de aquellas versiones de “Entre dos tierras” o “Maldito duende” que, se dice, grabásteis en inglés? ¿Las podremos escuchar algún día?
“Algo se grabó. Ni me acordaba. Supongo que habrá interés por parte la gente, pero las canciones no ganaban mucho, más bien lo contrario. Es muy complicado transcribir al inglés algo español. El inglés es más percusivo, las adaptaciones son muy difíciles”.

¿Qué recuerdas de aquellos festivales por toda Europa? Artistas que te impactaran, o que se mostrasen especialmente interesados por vosotros…
“Lo que más recuerdo de la carrera de HDS es esa época precisamente, la de los festivales en Alemania, Austria... Estás tocando con tus ídolos de toda la vida, coincides en el aeropuerto con Robert Plant. ¡Se acordaba de nosotros! Lo oía desde pequeño y de repente puedes conocerlo y ver que es un tío afable y estupendo, que se muestra interesado por tu música. Teloneábamos a Aerosmith, a The Cult… Con ZZ Top tocamos en tres o cuatro festivales para moteros justo cuando en España se nos calificaba de grupo para quinceañeras. Entonces tocábamos muy bien porque llevábamos mucho tiempo haciendo directos a cualquier nivel, estábamos muy bien considerados en Europa porque tocábamos en todos festivales que había. En algunos éramos cabezas de cartel, y abrían para nosotros gente como Danzig o Fischer-Z. A estos últimos fui a verles en Zaragoza cuando tenía doce años, imagínate. Lo veía todo muy extraño. Llegamos a tocar con los Kinks o los Beach Boys”.

Si estábais ahí sería porque os lo merecíais, ¿no? Hay quien os considera como el mejor grupo de Rock que ha dado España.
“Yo no considero que fuéramos el mejor grupo, la verdad. Han habido muchísimos. Sí que fuimos el que más proyección internacional tuvo; pero depende de las circunstancias, le época, las ganas... La compañía no creía en nosotros cuando empezamos en Europa, pero nos empeñamos y fuimos a clubs y sitios pequeños, perdiendo dinero, con ayuda de emigrantes en Bélgica, Suiza… Nosotros en el Rock am Ring tocamos tres veces, no creo que ningún otro grupo español lo haya hecho. A mí lo que más me ha impresionado es llegar a tocar con gente de tanto nivel, y verlos tocar y flipar. Matías Uribe (periodista aragonés, buen amigo de la banda, -ndr-) estuvo en el concierto de Berlín en el Tempodrom, en el 92, y le chocó ver a tantos alemanes cantando en español, y con mucho entusiasmo. Eso es sorprendente y me hacía mucha gracia. Es mi mejor recuerdo de la etapa con Héroes. Por supuesto también México… O de repente llegabas a Guatemala y veías una plaza de toros llena. Pensábamos que ni nos conocían y estaba todo a tope. Suiza, Alemania, Austria, Italia, Dinamarca… ahí fue espectacular. La cosa estuvo más discreta en Londres, Bélgica o Francia, aunque en París fue muy bien”.

¿Cuál era el papel de cada uno a la hora de componer? ¿Cómo armábais las canciones?
“Todo partía de una idea de guitarra principalmente. Juan aportaba la mayor parte de las ideas y sobre esa base íbamos construyendo. Cogíamos las partes que mejor podían resultar para una canción y sobre eso nos poníamos a trabajar. A veces llevaba yo una idea, o cualquiera del grupo; pero Juan era el principal compositor. Trabajábamos los temas a base de ensayos...”

¿Se quedaron algunas canciones en el cajón?
“Sí, algunas que no estaban acabadas. Eran sólo proyectos”.

¿Qué tipo de material de HDS se guarda que no haya visto la luz?
“Durante una época grabábamos en audio todos los conciertos. Lo hacíamos a dos pistas, pero suenan muy bien”.

¿Cómo preparábais las giras, los repertorios, etc.?
“Preparábamos primero las canciones que más nos gustaba tocar, que mejor funcionaran en directo y que más repercusión tuvieran entre la gente. Seleccionas y haces un orden general. A veces se cambiaba, otras se mantenía el orden”.

Antes hablabas de ese proyecto en el que estás colaborando, para el que has aportado una canción. Cuéntame un poco más del tema…
“Me lo propuso Antonio Estación y lo que en principio iba a ser un tema instrumental acabé cantándolo, muy a gusto, me ha puesto las pilas para volver a hacer música. Ya tengo ganas de nuevo de componer y empezar otra vez. No sé si surgirá un disco entero a partir de esto, pero me estoy planteando muchos posibles caminos para difundir la música que cree. En función de cómo salgan las cosas ya veré, ha sido complicado encontrar mi parte vocal pero todo es aprender. Lo quiero hacer a mi modo. Las nuevas tecnologías te facilitan el hacerlo todo en casa y colgarlo en Internet o donde sea, y no hacer grandes sacrificios a nivel personal. Es algo tan válido como meterse en la vorágine de discográficas y giras, medios de comunicación, etc. Con eso último corres más el riesgo de echar por tierra tu vida personal. Estoy tocando todos los instrumentos, todo muy artesano. El ordenador te facilita la cuestión de edición musical, las tomas se pueden suceder hasta que te sale una buena. Pierdes tiempo, pero es muy agradecido”.

¿Cómo aparece Javier Ojeda (Danza Invisible) en tu vida?
“Nacho Serrano, de Niños del Brasil, me ha ayudado mucho en ‘Palabras’, y está produciendo a Javi Ojeda. Me pidió que le echara un cable grabando guitarras y bajos. Es una colaboración que me ha servido de mucho. Viene bien para abrir la cabeza. Nacho me pedía qué quería y cómo quería que tocara en cada canción”.

¿Qué os habéis aportado mutuamente?
“Javi tiene una gran personalidad, he dado ideas y he adornado un poco esa personalidad. Es un disco en el que colabora mucha gente, y está a punto de salir”.

Dame tu impresión sobre cada disco de Héroes, y sobre lo que crees que aportó cada productor.
“En los tiempos de ‘El mar no cesa’ sonábamos mucho más potentes en directo de lo que el disco reflejaba. A mí me fastidió y dio pie para que las críticas aparecieran, pero fue determinante para lo que pasó después. Sin Gustavo Montesano no hubiera sido posible, a él se lo debemos estar ahí. Con ‘Senderos de traición’ no le dejamos hacer demasiado a Phil Manzanera, porque teníamos muy claro qué queríamos tocar y cómo hacerlo. En ‘El espíritu del vino’ ya le hicimos más caso. Fuímos a grabar a Inglaterra, a su casa, y salió un disco doble porque había un aluvión de ideas, muchas ganas de crear, y el aislamiento necesario para estar concentrados. Para ‘Avalancha’ el ingeniero de sonido de Bob Ezrin, Andrew Jackson, supervisaba la grabación, comentaba con él todas las decisiones. Volaba desde Canadá, tenía sus asuntos… Además, fue el ingeniero que produjo el disco de Puravida. Bob le dio un sonido muy americano, muy rockero. Cada etapa fue distinta, y creo que si hubiéramos hecho un quinto disco lo habríamos producido nosotros mismos”.

¿Todo ese simbolismo en los textos de HDS era algo natural o se buscaba algún mensaje en especial?.
“Eran un intento de discrección, de no decir las cosas abiertamente y dar pie a la imaginación y al lirismo de cada uno. Puedes entender lo que quieras, y estaban encriptadas en la cabeza de Enrique y en su ambiente. Al final era más directo y prueba de ello es su carrera actual. Al principio era más rebuscado, se ha visto una clara evolución”.

¿Y aquello de grabar frases al revés en algunas canciones?
“Son guiños. En el estudio juegas, se trataba de que la gente las buscara. A mí me encantaba eso, cuando oía a otros grupos y descubría esas cosas. Me hacía gracia encontrarlas”.

También rodeásteis al grupo de cierta iconografía, escudos, cruces, etc. ¿Qué significaba todo eso?
“Como mitómanos perdidos y fans que éramos de otros grupos buscamos un símbolo para cada uno de nosotros. Era para dar importancia a la imagen también y todo lo que conlleva un grupo, algo que no se hacía en España. Lo que nos gustaba a nosotros tener como fans de otra gente lo queríamos ofrecer a nuestros seguidores”.

¿Habrá una avenida Héroes del Silencio en Zaragoza? ¿Qué noticias tienes del tema?
“No sé nada, la verdad. Salió en el Heraldo (diario zaragozano. -ndr-). Sería un honor, pero hay gente a la que le parecería una tontería”.

¿Qué recuerdas de aquella última (y caótica) actuación de Héroes en Los Angeles?
“No hay mucho que recordar, no estábamos bien. Andábamos cansados, teníamos que haber parado mucho antes. No fue apropiado hacer algunos conciertos… pero siempre digo que el pasado está para aprender y ahí está, ya no interesa”.

¿Es cierto que aún le debéis un disco de estudio a EMI?
“No comment…”

Para terminar, ¿qué supuso HDS para tí?
“Todo, Héroes me cambió la vida en todos sentidos. Me ví inmerso en todo aquello, estaba encantado, y me siento agradecido de la vida”.


TEXTO: SUSANA ALMARCHA MINGOTE Y ENRIQUE CAMPOS

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