Los Héroes del Silencio añadieron anoche un capítulo a su leyenda en un emotivo concierto que puso fin a su gira de reencuentro y que hizo vibrar a los más de 80.000 seguidores que se agolparon en el aparcamiento del circuito Ricardo Tormo de Cheste.
La banda aragonesa, la más internacional de todas las formaciones españolas de rock, se despidió con un intenso aunque agridulce "hasta siempre" de los cientos de miles de personas que han seguido tanto en España como en Iberoamérica su reaparición tras once años de silencio.
"Vosotros nos habéis hecho sentir grandes, especiales y queridos en esta gira", aseguró emocionado Enrique Bunbury en su despedida como líder de los Héroes del Silencio. "Vosotros habéis hecho posible que podamos tocar en lugares como este".
El último recital de los aragoneses empezó con los acordes de "El estanque" y fue cobrando fuerza con temas como "Entre dos tierras" o "Maldito duende", aunque también hubo huecos para otras canciones más íntimas, fue el caso de "Oración" o "Fuente esperanza", una de las preferidas de Bunbury, según confesó.
Lejos de su habitual estética oscura, la que lució en todo momento el vocalista de Héroes, el concierto ofreció todo un derroche de imágenes, proyecciones y efectos especiales. Una grandiosa puesta en escena que no tuvo nada que envidiar a las de las grandes bandas internacionales de Rock and Roll.
Ésta ha sido la etapa final de una gira mundial que comenzó el 15 de septiembre en Guatemala y continuó el 21 en Buenos Aires, 25 en Monterrey, 28 de septiembre en Los Ángeles y finalizó su periplo americano los días 4 y 6 de octubre en Ciudad de México.
Ahora sí, hasta siempre. Enrique Bunbury ha insistido dos veces en que el último concierto de su gira de regreso, celebrado en Valencia, ha sido también el final del grupo.
Si Bunbury no ha mentido, Valencia ha acogido el último concierto de la última gira de Héroes del Silencio. El final en los escenarios, 23 años después de empezar, y 20 desde que su primer álbum pisase las tiendas.
Relajados, sonrientes y de riguroso negro durante las más de dos horas y media que han tocado, Enrique Bunbury (voz, armónica y guitarra acústica), Juan Valdivia (guitarra solista), Pedro Andreu (batería), Joaquín Cardiel (bajo y coros) y Gonzalo Valdivia (guitrarrá rítmica), han puesto el broche de oro a su periplo por España y América, en el que han congregado a cientos de miles de fans.
En el aparcamiento del circuito Ricardo Tormo de Cheste, han seguido la tónica de actuaciones anteriores. Una primera parte en la que han mezclado temas conocidos con rarezas, una segunda con himnos y guiños a sus seguidores y una tercera con lo que quedaba -y era mucho- de sus grandes éxitos.
El público, de todas las edades y con muchas ganas de cantar, se sobrepuso a las incomodidades de un macroconcierto al aire libre: suciedad, un sonido mejorable y problemas de aparcamiento. Tal era su entusiasmo que muchas veces se le escuchó por encima del propio Bunbury, que no escatimó en muecas y gestos. Pero era un mal menor para algo tan grande.
Pocos grupos son capaces de hacer callar a tanta gente y ponerles a saltar después con la misma canción, 'No más lágrimas'. O de encadenar cuatro grandes como 'Entre dos tierras', 'Maldito duende', Iberia sumergida' y 'Avalancha'. O de entusiasmar al público con 'Apuesta por el rock & roll', 'Sirena Varada', 'Agosto', 'Héroe de leyenda' o 'Despertar' -primera vez que la tocaban en la gira-.
Eso antes de tres bises que hartaron hasta al propio Bunbury: "Una más y no jodemos más", dijo al público en el último, que finalizó con un dúo junto a Valdivia, con una emocionante 'En los brazos de la fiebre'. Como lo fueron 'La chispa adecuada', tocada con el recinto iluminado por móviles y mecheros en respuesta a la petición de Bunbury, o 'Fuente esperanza', "una de las favoritas" del cantante.
Además, han demostrado a quienes nunca les habían disfrutado en directo que su fama es merecida. Que son uno de los nombres fundamentales del rock español. Lo han hecho a lo grande, con todo detalle y por todo el mundo. Un "hasta siempre" ha sido su despedida... ¿final?
La banda aragonesa, la más internacional de todas las formaciones españolas de rock, se despidió con un intenso aunque agridulce "hasta siempre" de los cientos de miles de personas que han seguido tanto en España como en Iberoamérica su reaparición tras once años de silencio.
"Vosotros nos habéis hecho sentir grandes, especiales y queridos en esta gira", aseguró emocionado Enrique Bunbury en su despedida como líder de los Héroes del Silencio. "Vosotros habéis hecho posible que podamos tocar en lugares como este".
El último recital de los aragoneses empezó con los acordes de "El estanque" y fue cobrando fuerza con temas como "Entre dos tierras" o "Maldito duende", aunque también hubo huecos para otras canciones más íntimas, fue el caso de "Oración" o "Fuente esperanza", una de las preferidas de Bunbury, según confesó.
Lejos de su habitual estética oscura, la que lució en todo momento el vocalista de Héroes, el concierto ofreció todo un derroche de imágenes, proyecciones y efectos especiales. Una grandiosa puesta en escena que no tuvo nada que envidiar a las de las grandes bandas internacionales de Rock and Roll.
Arropados por sus fans más incondicionales, con una trabajada puesta en escena y un sonido demoledor, Bunbury, Valdivia, Cardiel y Andreu tomaron posesión del escenario para iniciar una singular ceremonia de retroceso en el tiempo, un extraño rito en el que el inconfundible sonido de la guitarra de los Héroes llevó la voz cantante.
No sólo los Héroes del Silencio revivieron su leyenda, sino que también permitieron al respetable pasar a formar parte de ella, le invitaron a su particular liturgia y el público respondió encantado, como necesitado de revivir viejas sensaciones.
Con este concierto concluyó la gira española que comenzó los días 10 y 12 de octubre en Zaragoza (estadio de La Romareda) y continuó el 20 en Sevilla (estadio Olímpico de La Cartuja).
No sólo los Héroes del Silencio revivieron su leyenda, sino que también permitieron al respetable pasar a formar parte de ella, le invitaron a su particular liturgia y el público respondió encantado, como necesitado de revivir viejas sensaciones.
Con este concierto concluyó la gira española que comenzó los días 10 y 12 de octubre en Zaragoza (estadio de La Romareda) y continuó el 20 en Sevilla (estadio Olímpico de La Cartuja).
Ésta ha sido la etapa final de una gira mundial que comenzó el 15 de septiembre en Guatemala y continuó el 21 en Buenos Aires, 25 en Monterrey, 28 de septiembre en Los Ángeles y finalizó su periplo americano los días 4 y 6 de octubre en Ciudad de México.
Ahora sí, hasta siempre. Enrique Bunbury ha insistido dos veces en que el último concierto de su gira de regreso, celebrado en Valencia, ha sido también el final del grupo.
Si Bunbury no ha mentido, Valencia ha acogido el último concierto de la última gira de Héroes del Silencio. El final en los escenarios, 23 años después de empezar, y 20 desde que su primer álbum pisase las tiendas.
Relajados, sonrientes y de riguroso negro durante las más de dos horas y media que han tocado, Enrique Bunbury (voz, armónica y guitarra acústica), Juan Valdivia (guitarra solista), Pedro Andreu (batería), Joaquín Cardiel (bajo y coros) y Gonzalo Valdivia (guitrarrá rítmica), han puesto el broche de oro a su periplo por España y América, en el que han congregado a cientos de miles de fans.
En el aparcamiento del circuito Ricardo Tormo de Cheste, han seguido la tónica de actuaciones anteriores. Una primera parte en la que han mezclado temas conocidos con rarezas, una segunda con himnos y guiños a sus seguidores y una tercera con lo que quedaba -y era mucho- de sus grandes éxitos.
El público, de todas las edades y con muchas ganas de cantar, se sobrepuso a las incomodidades de un macroconcierto al aire libre: suciedad, un sonido mejorable y problemas de aparcamiento. Tal era su entusiasmo que muchas veces se le escuchó por encima del propio Bunbury, que no escatimó en muecas y gestos. Pero era un mal menor para algo tan grande.
Pocos grupos son capaces de hacer callar a tanta gente y ponerles a saltar después con la misma canción, 'No más lágrimas'. O de encadenar cuatro grandes como 'Entre dos tierras', 'Maldito duende', Iberia sumergida' y 'Avalancha'. O de entusiasmar al público con 'Apuesta por el rock & roll', 'Sirena Varada', 'Agosto', 'Héroe de leyenda' o 'Despertar' -primera vez que la tocaban en la gira-.
Eso antes de tres bises que hartaron hasta al propio Bunbury: "Una más y no jodemos más", dijo al público en el último, que finalizó con un dúo junto a Valdivia, con una emocionante 'En los brazos de la fiebre'. Como lo fueron 'La chispa adecuada', tocada con el recinto iluminado por móviles y mecheros en respuesta a la petición de Bunbury, o 'Fuente esperanza', "una de las favoritas" del cantante.
Posiblemente era su deuda. Un reencuentro con sus fans. Ya lo han ofrecido, y a lo grande -dicen que ha sido 'La Gira del Milenio'-. Ahora se acabó, ha insistido Bunbury en dos ocasiones. Ha sonado a cierto, han quedado en paz con todo el mundo. Incluidos fuegos artificiales.
Porque ha sido una última gira que ha merecido la pena. En la que el propio grupo se ha sentido "especial, grande y querido", ha dicho su cantante. Ya no van con el pecho al aire, pero no han perdido fuerza. Siguen vivos pese a haber pasado 10 años sin tocar juntos.
Además, han demostrado a quienes nunca les habían disfrutado en directo que su fama es merecida. Que son uno de los nombres fundamentales del rock español. Lo han hecho a lo grande, con todo detalle y por todo el mundo. Un "hasta siempre" ha sido su despedida... ¿final?
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