28 de octubre de 2007

Llego el día menos esperado...

"Mira qué luna llena. Buena señal, buena señal". Enrique Bunbury, sonrisa cómplice en la cara, confesaba anoche a pie de escenario en el circuito valenciano de Cheste su connivencia con el satélite de plata, testigo de excepción de la prueba de sonido de Héroes del Silencio en el concierto que cerraba la gira 2007 de la banda zaragozana. Ayer, después de que sus cuatro compañeros de barricada arrancasen el chequeo con "Oración" e "Iberia sumergida", Enrique se incorporó a la prueba en el escenario pequeño en el tema "Con nombre de guerra". Tras estrechar la mano de Juan Valdivia, con el que comentó brevemente algunos aspectos técnicos, solicitó al resto acometer el citado tema, al que siguió "Despertar", antes de dar por concluido el ensayo.

Antes de subir a escena, Enrique -con cuello alto para protegerse del frío reinante- y el batería Pedro Andreu atendieron a la prensa local. Es la tercera vez que el grupo hace esta breve concesión, tras el segundo concierto de México DF y el primero de Zaragoza, en una gira marcada por el hermetismo hacia las apariciones multitudinarias ante la prensa. Mientras sus compañeros cumplían con los medios, Joaquín Cardiel se entretenía mirando al horizonte, tratando de adivinar la distancia entre el escenario y el fondo del recinto. "Esto es muy grande", susurró, con la emoción pintada en el rostro, con un gesto muy similar al de su colega Enrique. Juan Valdivia, entretanto, contaba con dos espectadores de excepción: su esposa y su hijo, ya presentes en el concierto del pasado 15 de septiembre en Guatemala.

Se acabó la gira del milenio. ¿Y ahora? ¿Qué va a pasar? ¿Harán los Héroes como los toreros, cinco cortes de coleta? Parece que sí. Esto se acaba. Como había ocurrido en cada una de las diez citas de la gira, las horas de calentamiento para el último concierto, el de Valencia, fueron un bombardeo videográfico en las pantallas del escenario sobre Aragón y sus tesoros, Zaragoza y sus rincones mágicos y la Expo como el punto de inflexión entre la ciudad anónima y la ecuménica. Y la banda llegó, se relajó, se tensó, salió y triunfó. Misión cumplida. ¿Y el punto y aparte?.

Nacho Royo, promotor de la gira y manager de Enrique, es categórico. "A día de hoy, no es punto y aparte sino punto final. Si alguien viene el día de mañana con una oferta estratosférica, se la traslado a la banda y ellos deciden. En principio, todo se acabó: es lo más grande y lo más bonito que he hecho, pero termina hoy -por ayer-. Yo cambio el chip y empiezo a trabajar para Enrique, que tiene ya listo el esqueleto de su nuevo disco".

El vocalista de Héroes recupera desde enero su identidad individual: a finales del verano próximo, si no cambian mucho las cosas, habrá disco nuevo de Enrique Bunbury. La banda que lo acompañará es una incógnita "que se desvelará a su momento -comenta Royo-, aunque sí puedo adelantar que, según los planes actuales, Enrique estará de gira hasta final de 2009. ¿En la Expo con Héroes? No hay una oferta concreta, ni de ellos ni de nadie más".

En principio, los planes de Bunbury (y no solamente los suyos: cada cual tiene su aporte al epílogo de la historia de Héroes) echan por tierra toda posibilidad de una nueva reunión de Héroes. "A día de hoy, no va a suceder -afirma Royo- , pero antes hay que cerrar esta gira. Todo el grupo estará presente la semana que viene en el estudio catalán en el que se van a armar el doble cedé y el DVD de la gira, que, como ya es conocido, sale el 18 de diciembre al mercado. Cuando terminen su trabajo en la selección de temas y asesoría del disco, la gira habrá terminado para ellos".

Pedro Andreu, de hecho, verá cercenadas sus vacaciones casi desde el inicio. A los planes de sumarse inmediatamente a los trabajos de preparación del tercer disco de su banda, DAB, se une un viaje de trabajo a un destino exótico. "Nos vamos a Dubai del 11 al 16 de noviembre", apunta Pedro, que ha disfrutado de la gira al máximo. "Héroes ha sido y será siempre una experiencia increíble -aclaró- y me quedo con todo lo vivido".

Juan Valdivia, por su parte, no tiene planes de mostrar su trabajo al público en un futuro inmediato. De momento seguirá dándole rienda suelta a su creatividad en un instrumento ajeno al que le ha dado la fama. El piano es ahora su cómplice. El más introvertido de los cuatro Héroes históricos prefiere seguir llevando una vida de familia, aunque ahora asumió el reto de volver con Héroes con un entusiasmo que, si bien no se refleja exteriormente del mismo modo que puede apreciarse en los otros tres miembros históricos -su hermano Gonzalo es la excepción al cuadrado de esta regla familiar-, sí se ha manifestado puntualmente en la gira, sobre todo con los acordes iniciales de "Entre dos tierras", en los que todo el protagonismo recae en el mástil de su guitarra, y en los brillantes cierres protagonizados por el tema "En los brazos de la fiebre".

Joaquín tiene su primer disco en solitario muy avanzado. Toca todos los instrumentos… menos la batería, parcela en la que podría entrar su incondicional amigo Pedro Andreu. "Ya veremos, de momento voy a seguir trabajando en las canciones en casa, y luego probablemente las colgaré en Internet. No tengo un afán mercantilista con este asunto".

Gonzalo Valdivia, por su parte, definió el "y ahora qué" con la literalidad que da su carácter de invitado a la fiesta. Un invitado que se ha ganado en estas diez fechas sus galones de quinto Héroe, sobre todo teniendo en cuenta la polémica en las citas americanas por la exclusión de Alan Boguslawsky del plan "giratorio".

La estela de esta experiencia queda también en el "Guitar Hero" de Playstation 3, en cuyo listado oficial de canciones ya figuran "Avalancha" y "Entre dos tierras". "Héroes es la imagen del juego en España y poco a poco se irán sumando canciones para descargar -recuerda Nacho- hasta completar buena parte del repertorio del grupo".

Pues era la última vez y sí, se notó. Quedó claro en las 27 canciones -dos más de lo habitual en la gira- repartidas en tres segmentos principales y tres bises. Y en la luna que abría la boca, claro. Testigo muda y luminosa de otra noche de apoteosis, de conjuro antilluvia, de emociones desatadas. Enrique Bunbury brindó esta noche el homenaje verbal a Mauricio Aznar antes de tocar "Apuesta por el rock n’ roll". No se le olvidó sonreír sobre el escenario en la que en teoría es la última noche de Héroes. Sonreír, una vez más, con Juan Valdivia, un dúo que ha cambiado los sapos y culebras de hace once años por la camaradería y el respeto, sin necesidad de alharacas. Ochenta y cinco mil asistentes pudieron constatar la conexión extrasensorial entre los cinco esforzados de la noche y, al mismo tiempo, la experimentada con el grupo en carne propia, tras un concierto lleno de magia.

La constante en esta gira, desde luego, ha sido la adoración colectiva. Recintos llenos y público entregado. Los momentos álgidos, sin duda, han sido México DF (la segunda fecha), Sevilla… y Valencia. Un concierto de este calibre necesitaba de muchas desgracias para fracasar. No llovió, no hubo problemas técnicos y los principales protagonistas se lo tomaron como una fiesta, incluso los más hieráticos, como Juan Valdivia.

Ayer noche hubo muchas cosas que llegaron a destiempo, que no a deshora. Miles de coches, atascados en la entrada al circuito de Cheste. "La chispa adecuada", en el cierre del segundo bis, en vez de situarse en la conclusión del primero, que era lo habitual. Una vez más, fue la canción chamánica. Una que no se movió de sitio, pero que movió muchos corazones, fue "No más lágrimas" en el cierre del segmento del escenario B.

Enrique Bunbury se emocionó antes del segundo bis, cuando sus compañeros se disponían a tocar "Tesoro", el tema favorito de Pedro Andreu. Y volvió a iluminar a Juan Valdivia en el cierre emotivo de "En brazos de la fiebre", antes de despedir por última vez a su audiencia devota con un haz de luz de 30 centímetros de diámetro y casi medio kilómetro de profundidad. Muchas caras de alegría desbordada, y de tristeza sin consuelo. La mentada luna lunera, colgada del cielo levantino, también dejó escapar alguna lagrimilla de plata. El telón cae para el grupo aragonés más grande de la historia. Veremos si esta vez es o no para siempre.

Los atascos en Cheste impidieron a más de 20 mil personas despedir a los Héroes...

Desde las cinco de la tarde, las retenciones se multiplicaron en las principales vías de acceso al circuito valenciano. Los fans se quejan de la falta de organización y reclaman el dinero de sus entradas.

HERALDO.es Los problemas de acceso a la localidad valenciana de Cheste, donde los Héroes del Silencio celebraron el último concierto de la "Gira del Milenio", generaron atascos de hasta 10 kilómetros que impidieron a miles de fans, con su entrada en la mano, acceder al último espectáculo del grupo aragonés. Fuentes de Tráfico explicaron que, desde las cinco de la tarde, las retenciones se multiplicaron en las principales vías de acceso al circuito valenciano, que preveía congregar a más de 80.000 personas.

Tras la decepción de los miles de fans que escucharon a lo lejos, desde el atasco, los grandes éxitos de sus ídolos, al blog de Pablo Ferrer en HERALDO.es comenzaron a llegar numerosas críticas a la organización y demandas de la devolución del precio de sus entradas. Entre ellos, Javi Marín, con la entrada comprada hace meses, reconocía haber llorado al ver los fuegos artificiales que ponían fin a la gira, a más de 10 kilómetros del escenario "desde nuestro coche, tirados y sin ninguna explicación por parte de nadie". También Juanjo de Zaragoza, quien tuvo la "suerte" de asistir al concierto después de dos horas de atasco, aseguraba que "es increíble la falta de previsión de la Generalitat Valenciano para el evento. No puedo olvidarme de los casi 20.000 ilusionados fans, que por falta de previsión de alguien no pudieron desplazarse hasta el concierto".

Conchi comenta que una vez empezado el concierto "nos resignamos a escucharlos en el coche, avanzando unos metros como tortugas, con una leve esperanza de llegar a ver la última hora. Sin embargo, después de ver el atolladero a la entrada del recinto, la solución fue cambio de sentido: Alicante-Albacete". Por su parte, Myriam Abad, con las entradas del concierto aun sin romper, reconocía en el blog que se siente defraudada y engañada. Con la resaca del fracaso se pregunta, más allá del dinero de la entrada, quién puede devolverle la oportunidad perdida. .

Pero los problemas de tráfico no se limitaron a las horas previas al concierto. Después de la última actuación de Búnbury y el resto de la banda, miles de personas tuvieron que pasar la noche en los aparcamientos del circuito porque las inmensas retenciones hacían imposible salir de Cheste. El caos circulatorio dejó un amargo sabor de boca a miles de fans y empañó el fin de fiesta del grupo zaragozano.

El último capítulo de la leyenda..?

Los Héroes del Silencio añadieron anoche un capítulo a su leyenda en un emotivo concierto que puso fin a su gira de reencuentro y que hizo vibrar a los más de 80.000 seguidores que se agolparon en el aparcamiento del circuito Ricardo Tormo de Cheste.

La banda aragonesa, la más internacional de todas las formaciones españolas de rock, se despidió con un intenso aunque agridulce "hasta siempre" de los cientos de miles de personas que han seguido tanto en España como en Iberoamérica su reaparición tras once años de silencio.


"Vosotros nos habéis hecho sentir grandes, especiales y queridos en esta gira", aseguró emocionado Enrique Bunbury en su despedida como líder de los Héroes del Silencio. "Vosotros habéis hecho posible que podamos tocar en lugares como este".

El último recital de los aragoneses empezó con los acordes de "El estanque" y fue cobrando fuerza con temas como "Entre dos tierras" o "Maldito duende", aunque también hubo huecos para otras canciones más íntimas, fue el caso de "Oración" o "Fuente esperanza", una de las preferidas de Bunbury, según confesó.

Lejos de su habitual estética oscura, la que lució en todo momento el vocalista de Héroes, el concierto ofreció todo un derroche de imágenes, proyecciones y efectos especiales. Una grandiosa puesta en escena que no tuvo nada que envidiar a las de las grandes bandas internacionales de Rock and Roll.

Arropados por sus fans más incondicionales, con una trabajada puesta en escena y un sonido demoledor, Bunbury, Valdivia, Cardiel y Andreu tomaron posesión del escenario para iniciar una singular ceremonia de retroceso en el tiempo, un extraño rito en el que el inconfundible sonido de la guitarra de los Héroes llevó la voz cantante.

No sólo los Héroes del Silencio revivieron su leyenda, sino que también permitieron al respetable pasar a formar parte de ella, le invitaron a su particular liturgia y el público respondió encantado, como necesitado de revivir viejas sensaciones.

Con este concierto concluyó la gira española que comenzó los días 10 y 12 de octubre en Zaragoza (estadio de La Romareda) y continuó el 20 en Sevilla (estadio Olímpico de La Cartuja).



Ésta ha sido la etapa final de una gira mundial que comenzó el 15 de septiembre en Guatemala y continuó el 21 en Buenos Aires, 25 en Monterrey, 28 de septiembre en Los Ángeles y finalizó su periplo americano los días 4 y 6 de octubre en Ciudad de México.

Ahora sí, hasta siempre. Enrique Bunbury ha insistido dos veces en que el último concierto de su gira de regreso, celebrado en Valencia, ha sido también el final del grupo.

Si Bunbury no ha mentido, Valencia ha acogido el último concierto de la última gira de Héroes del Silencio. El final en los escenarios, 23 años después de empezar, y 20 desde que su primer álbum pisase las tiendas.


Relajados, sonrientes y de riguroso negro durante las más de dos horas y media que han tocado, Enrique Bunbury (voz, armónica y guitarra acústica), Juan Valdivia (guitarra solista), Pedro Andreu (batería), Joaquín Cardiel (bajo y coros) y Gonzalo Valdivia (guitrarrá rítmica), han puesto el broche de oro a su periplo por España y América, en el que han congregado a cientos de miles de fans.

En el aparcamiento del circuito Ricardo Tormo de Cheste, han seguido la tónica de actuaciones anteriores. Una primera parte en la que han mezclado temas conocidos con rarezas, una segunda con himnos y guiños a sus seguidores y una tercera con lo que quedaba -y era mucho- de sus grandes éxitos.

El público, de todas las edades y con muchas ganas de cantar, se sobrepuso a las incomodidades de un macroconcierto al aire libre: suciedad, un sonido mejorable y problemas de aparcamiento. Tal era su entusiasmo que muchas veces se le escuchó por encima del propio Bunbury, que no escatimó en muecas y gestos. Pero era un mal menor para algo tan grande.

Pocos grupos son capaces de hacer callar a tanta gente y ponerles a saltar después con la misma canción, 'No más lágrimas'. O de encadenar cuatro grandes como 'Entre dos tierras', 'Maldito duende', Iberia sumergida' y 'Avalancha'. O de entusiasmar al público con 'Apuesta por el rock & roll', 'Sirena Varada', 'Agosto', 'Héroe de leyenda' o 'Despertar' -primera vez que la tocaban en la gira-.

Eso antes de tres bises que hartaron hasta al propio Bunbury: "Una más y no jodemos más", dijo al público en el último, que finalizó con un dúo junto a Valdivia, con una emocionante 'En los brazos de la fiebre'. Como lo fueron 'La chispa adecuada', tocada con el recinto iluminado por móviles y mecheros en respuesta a la petición de Bunbury, o 'Fuente esperanza', "una de las favoritas" del cantante.


Posiblemente era su deuda. Un reencuentro con sus fans. Ya lo han ofrecido, y a lo grande -dicen que ha sido 'La Gira del Milenio'-. Ahora se acabó, ha insistido Bunbury en dos ocasiones. Ha sonado a cierto, han quedado en paz con todo el mundo. Incluidos fuegos artificiales.

Porque ha sido una última gira que ha merecido la pena. En la que el propio grupo se ha sentido "especial, grande y querido", ha dicho su cantante. Ya no van con el pecho al aire, pero no han perdido fuerza. Siguen vivos pese a haber pasado 10 años sin tocar juntos.

Además, han demostrado a quienes nunca les habían disfrutado en directo que su fama es merecida. Que son uno de los nombres fundamentales del rock español. Lo han hecho a lo grande, con todo detalle y por todo el mundo. Un "hasta siempre" ha sido su despedida... ¿final?

Gratis al comprar EL PAÍS, 'Senderos de traición', libro-CD

Nadie pensó cuando Héroes del Silencio anunciaron su separación hace 11 años que sería para siempre. Pero pasaron dos lustros y el grupo, y su líder, Enrique Bunbury, lejos de dar muestras de volver a asomarse a las tablas disipaba con exabruptos cualquier mención al respecto. El tiempo ha dado finalmente la razón a los que creyeron que el milagro se produciría y ayer los Héroes rubricaron su leyenda con un último (de momento) concierto en Valencia ante más de 80.000 seguidores.

"Esto es un regalo para nosotros y nuestros fans", señala Bunbury. El diario español EL PAÍS ha querido celebrar esta vuelta a los escenarios de la banda de rock española más internacional de todos los tiempos reuniendo su discografía completa, incluidos los buscadísimos discos En directo y Senda 91, en una colección de 15 libros-CD y DVD que incluye también toda la obra en solitario de su líder, Enrique Bunbury. Desde hoy podiá conseguirse gratis al comprar el diario Senderos de traición, el segundo disco de estudio que les consagraría definitivamente en el cielo de las estrellas del rock. Y cada jueves habrá una nueva entrega, por 8,95 euros, al comprar el diario.


Los discos tienen una cuidada edición gráfica y se han ilustrado con muchas fotografías inéditas. A lo largo de toda la colección se cuentan los secretos de la banda, el contexto musical, la historia de los protagonistas... Phil Manzanera, su productor y gurú, que hace una semana subía con ellos al escenario en Sevilla; Carlos Puertas, el presidente del club de fans Las Líneas del Kaos, o Alan Boguslavski, el guitarrista mexicano que les apoyó en los últimos tiempos, abren su memoria para intentar explicar lo que fue Héroes del Silencio.

Enrique Bunbury ha sido el encargado de poner voz a los recuerdos del grupo en dos entrevistas realizadas días antes de partir hacia Guatemala para comenzar su gira de reencuentro. El músico repasa del derecho y del revés sus relaciones con el grupo, con los fans y hasta con la discográfica. Y habla de la separación y de su vuelta a los escenarios. Sobre este punto, Bunbury no quiere dejar lugar a las dudas: "Esto es un regalo para nosotros y nuestros fans, para toda la gente que se quedó sin ver a Héroes del Silencio en directo. Pero son 10 conciertos y se acabó".
Bunbury habla en esta colección de sus canciones favoritas -"Mar adentro, Flor venenosa, El estanque, Agosto..."-, todas incluidas en el repertorio de esta gira; de cómo les cambió la vida a todos ser parte del grupo; también del silencio que se impuso cuando todos sabían que pronto llegaría el final: "Parecía como si todos tuviéramos tapones en los oídos y no quisiéramos escuchar que allí había un problema. Solucionarlo pasaba por una decisión y una voluntad de querer arreglarlo, que creo que no había. Tal vez pasaba por estar separados un tiempo, frenar la máquina. Un año, dos...". Y de cómo se enfrentó a su carrera en solitario, entre mil recuerdos más.